Esto es un síntoma de un hecho indiscutible: la Guerra de las consolas ha vuelto. Y esto tiene sus pros y sus contras, porque es cierto que la rivalidad saca lo peor de los fans, que ansían defender su opinión como una verdad absoluta, pero la fuerte competencia entre las compañías de videojuegos implica que todas ellas tengan que esforzarse en crear mejores productos para no ser derrotadas por las demás, lo que desemboca en un beneficio para los usuarios finales.
Una Guerra de consolas es algo que no tiene lugar desde hace varias eras, concretamente, desde la generación de los 16 bits. En esos tiempos, existía una rivalidad enorme entre Nintendo y Sega para conseguir la hegemonía en el mercado, pero no solo para sus consolas más potentes, Super Nes y Mega Drive, porque ambas marcas contaron en algún momento con tres máquinas en las tiendas: una de 8 bits (NES y Master System), una portátil (Game Boy y Game Gear) y la mencionada consola de 16 bits. Pero esta batalla acabó, (probablemente con la victoria de Nintendo), tras la llegada de PlayStation al mundo de las consolas, el cual tiranizó durante dos generaciones, aniquilando a cualquier máquina que osara hacerle frente.
Pero ahora, la guerra de las consolas vuelve a resurgir, y en este caso no presenta una batalla frontal entre dos empresas, si no que es una contienda a tres bandas. Nintendo y Microsoft, cada uno con sus armas, han hecho todo lo posible por variar la dinámica en la que Sony, primero con PlayStation y después con PlayStation 2, era la compañía líder sin oposición posible. Durante la época de las consolas de 128 bits, Microsoft y Nintendo introdujeron sus respectivas consolas, Xbox y Game Cube, en un mercado en el que PlayStation 2 ya estaba muy consolidada y tenía millones de unidades distribuidas entre los jugadores del mundo entero. Pero estas dos consolas no suponían ninguna novedad con respecto a la segunda consola de Sony, el único interés que mostraban residía en los pocos juegos exclusivos de gran nivel que podían tener, lo cual, aparentemente no era aliciente suficiente para que una persona que ya tuviera una PS2 se gastara un dineral en otra consola que no tuviera más futuro que esta, a no ser que le sobrara el dinero o tuviera un interés extremo en los citados juegos exclusivos. Pero ambas compañías aprendieron la lección.
La táctica de Microsoft con su siguiente videoconsola consistió, simplemente, en golpear primero. Lanzó su Xbox 360 de nueva generación al mercado antes que nadie, y a un precio relativamente bajo, con el fin de situar a PlayStation 3 en una situación similar a la de Xbox años antes. Y la jugada le ha salido bastante bien porque, por ahora, le lleva bastante ventaja.
Nintendo se comportó de una manera totalmente distinta. Game Cube supuso una decepción para Miyamoto y compañía, que se arrepintieron de haberse comportado como una compañía más. Por eso, a la hora de crear nuevas consolas, quisieron hacer algo totalmente distinto. Dejaron en un segundo plano el incrementar las capacidades técnicas de las máquinas y se esmeraron en crear un producto revolucionario, consiguiendo un gran éxito con Nintendo Wii y DS.
Y así nos encontramos ahora, con 6 videoconsolas en el mercado actual, además del PC, los teléfonos móviles y todos los demás formatos de los que disponemos para disfrutar de los videojuegos. Parece que Nintendo Wii como consola de sobremesa y Nintendo DS como consola portátil tienen todas las papeletas de coronarse como campeonas de la competición, al menos en las tiendas, pero seguro que cada uno de vosotros tiene su propia opinión, así que es hora de darla, pero eso sí, con respeto, por favor.