El Premio, al igual que el resto de los Premios Nacionales, consistía en 8 salarios de un profesional 2, lo cual representa un total de 3 088 000 colones según los datos actuales establecidos por el Servicio Civil.
La polémica se enciende cuando, por ejemplo, en la categoría de Cuento se presentaron 33 obras a concursar, mientras el jurado justifica textualmente lo siguiente
“Considerando que no se presentó ninguna obra en este género, que sea merecedora del Premio Nacional, el Jurado acuerda DECLARARLO DESIERTO”.El filólogo Gabriel Baltodano, uno de los jurados, declara lo siguiente:
“En literatura es importante que el estilo corresponda a la época, que sea contemporáneo. Encontramos que casi todos los cuentos tenían un estilo más tradicional. En cuanto a la temática, dijo “faltó un poco, muchos se desarrollaban en mundos lejanos o no tenían interés directo sobre la realidad actual del país”.En la opinión de este bloggero, simples palabras bonitas para decir que no les gustaba lo que leían. Castigar a los autores por no querer hablar de temáticas como el sexo, drogadicción o la crisis económica en un cuento no demuestra seriedad ni ética profesional en mi opinión. No es la primera ni la última vez que un filólogo se equivoca. Nada extraño será que alguna de las obras presentadas termine siendo reconocida en unos años como una magnífica muestra del arte literario.
Mientras tanto, en la muestra de Ensayo, se presentaron 35 propuestas, las cuales se analizaron hasta dos veces. La jurado Margarita Rojas declara lo siguiente.
“Yo tengo el principio de que nunca hay que declarar un premio desierto, porque es una lástima que la plata se pierda. Yo parto de ese criterio, aunque la obra no sea una maravilla, porque el premio es un estímulo para el creador, más tomando en cuenta que en artes no hay tantas becas y ayudas como en ciencia”.Sin embargo, manifiesta también que no lograron encontrar una obra que mereciera ganar y a diferencia del jurado anterior que calificó los cuentos, explicaron de forma clara y extensa las razones para declarar desierto el premio. En resumen, señalaron seis razones.
1. No son ensayos sino más bien manuales, escritos, por ejemplo, para cursos universitarios, específicamente con el propósito de transmitir conocimientos metodológicos a estudiantes;2. Otros textos consisten en tesis universitarias publicadas en forma de libro pero son cuidado editorial;
3. Hay varias publicaciones que constituyen manuales de autoayuda;4. Otros son textos sobre temas polémicos que, sin embargo, no superan el sentido común o las consignas;
5. En varios casos, se trata de resúmenes carentes de una reflexión original o que aporte ideas nuevas.6. Muchos presentan serias carencias editoriales, sin diseño, revisión de estilo o corrección filológica.
Finalmente, en la categoría de Historia siguiendo el ejemplo del Jurado de cuento, el jurado Juan Rafael Quesada simplemente señala que
“Nosotros conceptualizamos que un premio debe ser atribuido a una obra que sea realmente de investigación, que aporte conocimientos nuevos. También valoramos la estructura formal de la obra”.El equipo de este jurado menciona que las obras presentadas no cumplían los requisitos para concursar siquiera. Dichos requisitos fueron: “1-relevancia de tema, 2-planteamiento del problema, 3-coherencia y rigurosidad en el desarrollo del argumento; 4-contribuciones teórico metodológicas en el abordaje del objeto de estudio; 5-calidad, cantidad y pertinencia de las fuentes históricas utilizadas; y 6-claridad de estilo y capacidad de comunicación de las ideas”.
En medio de la polémica que significa esta nueva bofetada al respeto del artista costarricense, se reparten culpas unos a otros señalando en buena medida a las editoriales públicas y privadas que no cumplen su papel en cuanto a tareas tan elementales como la revisión de estilo o la ortografía.
Quiero despedirme citando a Adriano Corrales del blog Vox Populi, que comenta este asunto también:
Definitivamente, una vez más, los premios oficiales, salvo serias y honrosas excepciones nos dejan patidifusos. Y se desprestigian año tras año. Ese "òleo" de premios no parará hasta que se reforme la ley de tal manera que se reconceptualicen las normas, se cree un verdadero Premio Nacional de Literatura y se reformule la conformación de los jurados con participación de los creadores y grupos independientes. Porque de la burocracia, de la Asociación de Autores tomada por un grupúsculo y de la academia (como sentenciaba Rubén Darío) ¡líbranos señor!
De lo contrario, y conforme pase el tiempo, los escritores, artistas, científicos, y en general los intelectuales ticos, harán suya la sentencia de un querido amigo poeta: la única forma de lograr credibilidad en este país es mostrar y demostrar que uno nunca ha ganado un premio nacional.