Trazo depurado El artista Frank Frazetta elevó la ilustración de libros y 'comics' a una nueva altura
Artículo por Oscar Sierra Quintero para La Nación.
A mediados de los años 40, Ralph Mayo, director de la revista Standard, reprochó su pobre dominio de la anatomía a Franklin Frazetta, joven asistente de arte. Poniendo un libro de figuras humanas en sus manos, le dijo: “Tu trabajo está muy bien, pero debes aprender algo de anatomía”.
El joven de 18 años tomó la observación de su jefe como un desafío. Fue así como pasó toda la noche copiando uno a uno los dibujos del libro. Al día siguiente se lo entregó a Mayo y le dijo: “Muchas gracias. Ya he aprendido anatomía”.
Esta denodada actitud ante las dificultades definía el genio y la figura de quien más tarde llegaría a convertirse en uno de los máximos artistas plásticos del siglo XX, especialmente de la ilustración. Portadista por excelencia y destacado cultor de comic, la obra de Frank Frazetta terminaría por ser objeto de culto en todo el planeta.
Nace un genio. Casi se diría que Franklin nació tocado por los dioses. Talentoso en el arte desde su infancia, poseía además un gran porte atlético (en mas de una ocasión fue su propio modelo) y un rostro digno de un galán del cine.
Franklin Frazetta nació, de padres italianos, en Brooklyn, Nueva York, el 9 de febrero de 1928. Grafista nato, a los 3 años vendió su primer dibujo a su abuela por un centavo, y a los seis ya realizaba sus primeros comics a color. Su talento artístico era tan notable desde esos primeros años, que uno de sus profesores tuvo la idea de llevarlo a estudiar Bellas Artes a Italia.
El profesor murió antes de realizar su propósito, lo que evitó que Frank se convirtiera en un gran pintor, pero esto facilitó que la ilustración y el comic de vanguardia ganase a uno de sus maestros.
Su destino como genio de la ilustración peligró cuando, a los 17 años, se le ofreció una plaza en los cadetes de los Giants con la tentadora posibilidad de jugar en las grandes ligas de beisbol (otra de sus pasiones).
Al final, el artista venció al atleta, y Frank encaminó sus pasos por la ruta de las plumas y los pinceles. A los 18 hizo su primer trabajo en el mundo del comic para la revista Standard y después para Prize Publications, D. S. Publishing Magazine Enterpirses y National (después D. C. Comics). A inicios de los 50 publicó su historieta Johnny Comet y realizó portadas para EC, Toby Press y Prize Publications.
En 1952 conoció a Eleanor Nelly, la mujer que sería su esposa cuatro años después. Ella se convirtió en la más importante aliada.
En 1953, el dibujante de tiras Al Capp contrató a Frank para que trabajase en su serie Lil’Abner. Luego de pasar ocho años con ese dibujante, Frazetta sintió que su trabajo con Lil’Abner había quitado la espontaneidad a su dibujo y abandonó esta labor.
El ascenso definitivo. En 1962, su amigo Roy Krenkell estaba agobiado de trabajo y pidió a Frank que lo ayudase. Krenkell presentó al joven a los editores de Acer Paperbacks y los persuadió de que él realizase las portadas de las novelas del escritor Edgar Rice Burroughs.
Al firmar ese contrato, Frazetta abandonó el trabajo de dibujos en blanco y negro y en acuarela y se dedicó a la labor de pintor. Entonces vino el éxito definitivo.
Cada libro con una portada realizada por Frazetta se convirtió en un éxito de ventas, y las cartas de los fans llegaron por cientos a la editorial. No obstante esta gran acogida, algo molestaba al artista: el editor Donald Wolheim no le devolvía los originales, sino los vendía en las convenciones de ciencia ficción o los destruía.
Entonces, el editor James Warren ofreció a Frazetta la misma paga, pero con la ventaja de devolverle los originales. Además, le garantizó el derecho de realizar a su gusto los temas de las portadas de su nueva revista, Creepy.
Poco después, Frazetta ejecutó espectaculares trabajos para revistas de la misma empresa: Eerie, Vampirella y Blazing Combat, hasta el punto de que se convirtieron en el “sello de fábrica” de la editorial Famous Monsters of Filmland.
Los renovados bríos creativos que este nuevo contrato dio a Frank Frazetta, lo definen como uno de los más aplaudidos ilustradores de ciencia ficción de todos los tiempos; pero la gloria apenas empezaba para el gran genio de Brooklyn.
Conan el Cimerio. La editorial neoyorquina Lancer Books había comprado los derechos de los libros de Robert E. Howard sobre Conan el Cimerio. Sus editores ofrecieron al artista el doble de lo que ya ganaba por ilustrar las portadas del bárbaro, con la opción de recuperar los originales. Ante tal estímulo, Frank se planteó formas más depuradas de realizar su trabajo.
En 1966 se publicó su primera portada de Conan, y el nuevo trabajo de Frazetta resultó demoledor para la comunidad de ilustradores y del mundo editorial. Nacía de esta forma el “dios Frazetta” cuyo vigoroso y original estilo terminaría por crear una nueva escuela entre los dibujantes de la fantaciencia mundial; pero el destino le reservaba mayores privilegios a este virtuoso del arte gráfico.
En 1967, la United Artist contrató a Frazetta para realizar el cartel de la comedia What’s new Pussycat?, protagonizada por Peter Seller, Peter O’Toole y Woody Allen. Los honorarios que el artista percibió por este trabajo igualaron a lo que recibía en todo un año de labor con las editoriales.
Comenzó así su participación en el cine, codeándose con las grandes estrellas del celuloide, como Clint Eastwood. Entre los años 1981 y 1983, el realizador Raph Bakshi buscó la colaboración de Frazetta para la película de animación Fire & Ice, algo que marcó un nuevo hito en la carrera del artista.
Se apaga una estrella. Resulta difícil resumir en breve espacio la vasta obra de un genio de la envergadura de Frazetta y la influencia que ejerció sobre la cultura popular de los años 60. Su libro El arte fantástico de Frank Frazetta vendió 400.000 ejemplares en seis ediciones, y los realizadores de la película Las crónicas de Narnia (2005) copiaron descaradamente el trineo halado por osos polares que aparece en una de las obras de Frazetta.
Afectado de una grave enfermedad que limitó el uso de su mano derecha a partir de 1986, Frazetta sufrió varios infartos, y el 10 de mayo del 2010 falleció víctima de un derrame cerebral, a los 82 años de edad.
EL AUTOR ES DIRECTOR DE LOS MOVIMIENTOS ARTÍSTICOS LA PLUMA SONRIENTE Y LA PLUMA CÓMIC